Sonido de campanas y besos olvidados.
Golpea mi memoria la promesa incumplida,
en un lugar remoto, del tiempo abandonado.
Amapola nacida, un otoño cualquiera,
vida roja que alegra, una tierra baldía,
noviembre no es abril, ni otoño, primavera,
ni alegre es el recuerdo, de una despedida.
¡Ay quebradizo amor, ligero como el viento,
y porte delicado, como las mariposas!
Enciende la llama, exalta el sentimiento,
obnubila la mente, su dulce nebulosa.
Sé que algún día, el juego, o el azar,
traerá a mi memoria, sonrisas del pasado.
Crepúsculo dorado, de lento caminar,
que a la palabra siempre, dará significado.
Una tarde cualquiera, a la orilla del mar.
Hola Valencianaaaa jejeje.
ResponderEliminarSoy Doble y parece que este sentado junto a la esencia que desprende este poema.
Sabes, los recuerdos a veces son tristes, dolorosos y así lo he sentido con tus versos, pero, ¿que tendrá la poesia? que consigue hacer preciosa incluso a la tristeza y esta tuya es sencillamente genial.
Gracias amiga por compartirla con nuestra pequeña pero gran multitud (oyes Aloe jajajaja).
Un abrazo.