Bueno, deberes para el fin de semana.
El otro día me encontré con un amigo al que hacía mucho tiempo que no le veía.
Tuvimos una conversación muy interesante, pues él me contó los grandes cambios que habían acontecido en su vida en los últimos 4 años.
Se divorció, superó el trauma, conoció a otra mujer, de la cual se volvió a separar, pero de una mejor manera que la primera; pues aprendió que estas cuestiones se deben enfrentar con valentía...
Ahora bien, me contó un ligerillo problemilla.
Y es que con tanto problema de índole polar ( sexual ), no fue capaz de controlar sus estado emocional; y por lo tanto sus angustias, inseguridades, estados de ánimo, ..., no los podía controlar: los llamó
mis geniecillos, desde luego esa expresión me gustó mucho, pues identifica muy bien a nuestros animalitos que muchas veces nos llevan a cometer errores...de los que luego nos arrepentimos.
Vayamos al grano: Me contó que volvió a fumar, que sabia que era nocivo, pero que no podía resistir el impulso de encender un cigarrillo de vez en cuando.
Como ex-fumador sé que él se engañó a sí mismo: Pues su línea de pensamiento fué
lo puedo controlar, lo voy a controlar, sé que un paquete me va a durar 3 o 4 días como mínimo...
Y ahí estuvo el error. En infravalorar la fuerza que provoca el impulso de fumar...
Estuve dialogando con él, y yo le daba vueltas ya que no encontraba la manera de ayudarle, hasta que ...
Encontré la pregunta; porque si algo he aprendido de mi Instructor, con el que llevo ya unos 13 años de estudio, es el hecho de que ante una situación comprometida para alguien,
lo mejor no es dar tu solución, ya que la solución debe encontrarsela uno mismo; lo mejor es encontrar la pregunta clave que le hará recapacitar;
por cierto la pregunta fué:
Cuando tú fumas, has averiguado ¿quién fuma?
Cuando le hice la pregunta se me quedó mirando como bobo, con cara de atontado, sin saber qué decir; a lo que yo le corté inmediatamente diciéndole: "No hace falta que me contestes ahora, piensatelo y ya lo hablaremos..."
Je, je, je, ..., me fuí y lo dejé todo pensativo...
El tema le ocupó toda una semana, pero yo supe ver que lo resolvió;
PUES NO HA VUELTO A FUMAR
Y ahí tenéis la Reflexión en el Camino para este fin de semana:
Cuando uno fuma, ¿quién fuma? y si no eres fumador, la pregunta es:
Cuando uno comete un acto erróneo ¿quién lo comete?
A trabajar, muchachos...
Salud.