sábado, 27 de febrero de 2010

Como alas de mariposa

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Fuiste oruga. Soñabas con ser adulta y así, poder volar.
Pasaste a ser crisálida.  Precioso nombre.  Tampoco te conformaste, porque decías, que los otros insectos, no sabían apreciar la belleza del lenguaje.
Por ultimo, siendo ya mariposa, llegó la frustración al comprobar tus limitaciones. Tu vuelo, no tenía el recorrido que deseabas.

Para compensar, te centraste en tu belleza exterior, e hiciste una exhibición de la misma  desplegando tus alas de colores. Pero eran demasiado frágiles.

No has entendido que tu verdadera misión no es la de volar, y que para ti la libertad, es dar vida.
Libas el néctar que las plantas te ceden gustosamente porque favoreces su reproducción.

Quizá algún día comprendas que la auténtica libertad está en cumplir la misión que se nos ha encomendado.


La conciencia.....

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Hay algo en cada uno de nosotros, que dirige  pensamientos y acciones, influyendo  a la hora de pensar y de actuar.  Se llama, conciencia.
Funciona reconociendo lo que hacemos y estableciendo, unas normas o límites.
Merma la libertad, entendiendo como tal, el poder hacer o no en cada momento lo que deseemos, sin mayores consideraciones.

No es libertad realizar lo apetecible a cualquier precio, sin tener en cuenta las consecuencias de nuestros actos, para si, o para los demás.
Libertad, es obrar de acuerdo con los límites que establece la moral y la ética.

Como una proyección en nuestras acciones, nos reconocemos en lo que hacemos, y de acuerdo con ello, nos juzgamos, con severidad o laxitud.  Entremedio infinidad de grados, de acuerdo  con las restricciones que se imponga cada uno. La conciencia amplia o estrecha, escrupulosa o laxa, concentrada o dispersa, etc.
Está ligada a las motivaciones, por tanto, puede variar según el momento..

Pero solo quiero considerar, el condicionante que supone para la libertad, bien o mal entendida, puesto que no es más libre el que pretende hacer lo que quiere o apetece en cada momento, lo consiga o no.  A veces, con la consiguiente frustración, ya que aunque lo logre, nunca estará satisfecho.
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jueves, 25 de febrero de 2010

La libertad como escapada

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Buscar la libertad a costa de dejar de ser uno mismo, aparcando la autenticidad, es traicionar los principios y falsear las intenciones.
No busca la libertad aquel que deja de ser como es, sino que busca la aceptación.  Para ello tiene que mostrarse  como los demás desean que sea, cayendo en una doble esclavitud, la de la dependencia, y la del prejuicio.

Se puede creer ser libre, refiriéndome con ello a juicios, intenciones y camuflajes de todo tipo, aunque para mi, eso no es pensar, sino cavilar, ya que el pensamiento tiene que ver con la razón, y con la capacidad de establecer relaciones,  llegar a  conclusiones creativas. Pero no se puede actuar con libertad saltándose determinadas barreras.

Los que persiguen ser libres en compañía, no lo hacen a título individual, sino que son dirigidos por otros que ejercen de líderes. Una libertad dirigida, influenciada e impuesta, por terceras personas.
En ese seguimiento y búsqueda, se aparca la autenticidad y la personalidad real, se sacrifica en aras de conseguir determinadas metas.

¿Dónde se dejan valores como la sinceridad, autonomía, independencia, franqueza, espontaneidad, etc?
Si todo queda a un lado, el precio que se paga es el del engaño a si mismo, la servidumbre, la obediencia.  No solo  no se alcanzará lo buscado, sino que la escapada, cayendo en el sumisión y la dependencia, durará toda una vida.
El individuo ha negado su propia realidad.  ¿El coste? La huida constante y el engaño disfrazado de búsqueda.
¿Ir por libre o..."ser libre"?.




martes, 23 de febrero de 2010

Soñar la libertad


Entiendo por  libertad, la facultad que  inclina a actuar de acuerdo con la propia conciencia, y no debido a presiones externas.
En el pensamiento, la relaciono más con la independencia y el criterio personal.  Pensamiento y acto van unidos.

¿Cómo se puede pensar en libertad?  Somos educados para vivir en sociedad,  de acuerdo con unas reglas y valores que nos limitan y condicionan de por vida. Dirigen y  merman libertad.
Estamos encasillados y tipificados. Incluso para tener un criterio propio, se parte de nociones aprendidas, por tanto proporcionadas por otros. Es una manera de uniformarnos,

Las presiones del grupo, hace que nos resulte muy difícil salirnos de él, ni en la opinión, ni en la actuación.
¿Qué hacemos para ser más independientes?  Incluso para nuestra existencia física, estamos sometidos a  los demás. Somos absolutamente dependientes.
Y si nos aislamos  para no recibir influencias, las recibimos del ambiente que nos rodea, de la naturaleza misma, del entorno .
Hasta las estaciones nos condicionan en nuestras formas de vida.

El pensamiento...Además de los mensajes directos, están los subliminales. Ante ellos, no tenemos defensa- Dirigen nuestras vidas sin saberlo.
Son los que verdaderamente nos "educan" y conforman nuestra conducta, nuestras disposiciones, gustos, deseos.

Cuantas veces hemos escuchado aquello de que, "hay que enseñar a pensar". Pero, enseñarnos a pensar, no es independiente de enseñarnos, "qué pensar", rompiendo con el verdadero propósito. El procedimiento, va unido al contenido.
¿Cómo podemos hacerlo  por nosotros mismos? Desde el momento que aprendemos a hablar, aprendemos a pensar, por medo de esa herramienta que es el lenguaje.
Lenguaje y pensamiento, van unidos. Todos tenemos la misma herramienta,  solo varia, la forma de manejarla., pero con idénticos patrones.

Utilizo muchas veces el término volar, como símbolo de libertad, pero  no deja de ser una huida, una escapada.
Y cuando escapamos de algo, es en el fondo porque nos da miedo, por tanto,  lo deseamos a medias, o lo buscamos sin atrevernos.
La libertad como escapada,  la vida, como  huida de todo lo impuesto.
 La independencia como deseo, pero no como hecho realizado.

No existe  ser libre, solo, el sentirse libre.  Pero...¿Y si solo es un espejismo y por tanto, más receptivo a influencias externas?
Bien lo saben todos los que nos manejan y marcan los caminos que hemos de atravesar, para conseguir ese preciado don. Así tenemos una libertad compartida y coincidente con la del que está al lado. Determinada de antemano y esquematizada.
Pero, todavía hay quién sueña con volar y se resiste a  seguir patrones comunes.
El deseo, o el sueño del hombre, ha sido siempre  volar, no solo por desplazamiento rápido, sino por el ansia de libertad, nunca conseguida.
Quizá también era una forma de querer llegar al cielo, de buscar o conocer, qué hay más allá y si existe algo.

Ya disponemos de artilugios que volando, nos desplazan rápidamente.  Hemos conseguido llegar al espacio, pero seguimos sin ser libres, ni conocer que hay detrás de esa capa azulada que llamamos cielo, pero que en realidad es, la atmósfera.

Dos sueños irrealizables, el de la libertad y el de la vida eterna.
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Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser, ya se ha matado en vida: es un suicida en pie. su existencia consistirá en una perpetua fuga de la única realidad que podía ser.
 José Ortega Y Gasset

Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener? 
Arturo Graf

¿Quieres saber que es libertad? No ser esclavo de ninguna cosa, de ninguna necesidad, de ningún azar, reducir la fortuna a términos de equidad.
 Lucio Anneo Séneca

jueves, 18 de febrero de 2010

Realidades


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Realidades

                                           Atmósfera roja, irreal, cambiante,
                                           hecha de atardeceres y tropiezos,
                                           ritmo en el tiempo obsesivo trepidante,
                                           se deshoja como flores de cerezo.

                                           Cautiva y hace de mi su prisionera,
                                           víctima de una realidad inexistente.
                                          Teje la araña fino hilo de seda,
                                           observa un atribulado rostro indiferente.

                                           Playa sin final, sin horizonte, sin mar,
                                           hundo mis pies en tus cálidas arenas,
                                           eres  la panacea que deseo encontrar,
                                           ver mi alrededor con actitud serena.

                                           Ir más allá de lo próximo sin límites,
                                           poder admirar qué ocultas tras el velo,
                                           mas tu terca voluntad no lo permite.
                                           ¡Ay pajarillo sin remontar el vuelo,
                                           atrapado entre deseos y límites!



La realidad


Hablar de realidad, es hacer referencia a lo que ocurre a nuestro alrededor, a lo que percibimos por medio de nuestros sentidos.
Cierto es que existe, una realidad subjetiva y una objetiva, porque  hasta lo más insignificante, lo revestimos con nuestra manera de ser y lo hacemos propio.
En todo caso,  la realidad subjetiva para cada uno es la auténtica, porque no conoce otra. Y para forjarla,  además de las variables que haya por individuo, de sus percepciones, de sus sentimientos, estará la utilización de la relación espacio-tiempo.
El espacio y el conocimiento del mismo, de acuerdo con nuestra manera de ser, de vivir y de las necesidades. El tiempo, como abstracción y como ritmo.

Los extremos se tocan, lo irreal y lo real van de la mano, haciendo que nos parezcan determinadas situaciones irreconocibles.
Todo pasa rápido, cambia con cada paso que damos, como cambia el paisaje contemplado desde la ventana de un tren, cuando realizamos un largo viaje. Se escapa de nuestro control,  por mucho que queramos dirigirlo.
Nos condiciona, no sabemos quién va primero ni quién detrás.  Vamos a remolque de los acontecimientos.
Más de una vez,  tenemos que palpar, para ver si estamos allí

Seguimos  descalzos, pisando la arena caliente....Sin agua,  sin mar.  Atados con un hilo invisible, que alguien ha tejido a nuestro alrededor.

Es,  el poema posterior.


domingo, 14 de febrero de 2010

A veces es admiración y otras veces, no

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Admirar, es apreciar  en otros, aquello que  consideramos importante y  fuera de nuestras posibilidades de alcanzar.
El primer paso  es,  dar valor a unos hechos y a unas personas, puesto que ambas cosas van unidas.
Por tanto, primero nos apercibimos y después, reconocemos y estimamos.
No deja de tener una gran dosis de desprendimiento, a la vez que aceptación con humildad de nuestras limitaciones, percatándonos que hay alguien más importante, capaz de realizar mejores obras, o aceptar que posee bienes más preciados.
Si está lejos de nosotros en el espacio y en el tiempo, nos resulta más fácil que si está próximo. Quizá sea el motivo de existencia, de esa característica tan nuestra, de encumbrar a alguien y reconocer su obra cuando ya ha fallecido, y mientras vive, todo son persecuciones o críticas, en particular, si es una persona muy válida o sobresaliente. No digamos ya los genios, que además, son incomprendidos por inalcanzables.
¿Contemplamos extasiados, sin más, a nuestros admirados?  ¿Qué sentimientos se pueden generar, además? ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de que,  "me produce sana envidia"? ¿En algún momento la envidia es sana?
 El querer tener esas virtudes, esas características, esos valores, esos bienes, que somos conscientes de no poseer, es envidia. 
Podemos quedarnos quietos, simplemente admirando,  apropiarnos, desvalorar aquello a los ojos de los demás, entristecernos debido a la impotencia por sentirnos inferiores, podemos
experimentar mil sentimientos entrecruzados.
Es curioso ese término de sana envidia, pero, no creo que exista. Otra cosa es,  no desear daño ni desprestigio, a aquel que merece admiración.
Hay un camino, que está lejos del contemplativo, del que llamamos  sana envidia.  Es el activo.  Nos conduce al esfuerzo constante, a vencer dificultades, conseguir ciertos logros o metas mediante  las cuales,  nos autovaloremos en la justa medida, sin caer en los excesos, vanidades u orgullos...
Quién se mueve con ímpetu hacia un objetivo, no tiene tiempo ni ganas de sentir recelo. Considera al  que está por encima, como  un estímulo, que le empuja a emprender el camino activo, el de la superación.


"El culto al hombre de genio tiene algo de humildad ineficaz, de renunciación a la esperanza, por pequeña que sea, es el germen de nuestra posible perfección. El culto al hombre de pasión es peor aún.  Hacer un ídolo de la pasión es también la renuncia al propio progreso, pero revestida de soberbia, de divinización cínica de la miseria que no somos capaces de superar"

He copiado este párrafo de un libro de D. G. Marañón, aunque solo se refiera a dos facetas,  porque resume muchas cosas.

Rendir culto, ¿es admirar?  ¿es envidiar?  ¿es querer emular?
Dependerá de tantas cosas....Emular si, pero a determinados actos, a los positivos.  Es difícil, porque implica renunciar y reprimir ciertas tendencias naturales.
Nada se da por si solo y lo natural  por el hecho de serlo, no tiene por qué ser lo mejor, ni lo bueno.
Caminar hacia el ascenso personal, es dejar de lado la envidia sana, además,  la admiración excesiva en si misma, conduce a la pasividad.
Superación si, aspiraciones también, pero con realismo, teniendo en cuenta las limitaciones de cada cual.

martes, 9 de febrero de 2010

No he de soñar despierta.....

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  Siempre




No soñaré despierta, que nadie me lo pida.
Siento bajo mis pies, el ruido de la tierra.
El fuego del volcán, buscando la salida.
 Mientras a  mi garganta, un gemido, la cierra.

No soñaré despierta, que soñaré dormida.

Tocaré con la mano, la sábana vacía.
No sentiré dolor, no hurgaré las heridas.
Me acercaré a tu cuerpo. Ya con la luz del día,
fundiré en el recuerdo, tu imagen y la mía.

Que no se entere nadie. A nadie se lo digas.
He de soñar despierta. He de soñar dormida
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domingo, 7 de febrero de 2010

Una utopía

                        
                           


                                               Una utopía

                                   Aunque te sientas blanco de todas las miradas,
                                   en un mundo invisible de voces silenciosas,
                                   quieres hallar el trébol de cuatro hojas marcadas,
                                   esperas que la suerte se acerque sigilosa.

                                  Hasta el lejano punto que alcanza la mirada,
                                  tú, sola contigo misma en devenir constante,
                                  con el tiempo en los dedos entre espuma dorada,
                                 diriges los deseos con el alma vibrante.

                                 ¡Qué enero sea marzo con él, vuelva la vida!
                                 ¡Vuelen las mariposas de alas amarillas!
                                 ¡Suene música de arpa entre nieblas perdidas!
                                 ¡Siga la vida al son de la música!  el sol, brilla.

                                 Una oración es un toque de esperanza,
                                 es un deseo un ideal que se materializa,
                                 en su lento palpitar el corazón alcanza,
                                 la utopía soñada que se muestra huidiza.



Buscar


Buscar, no equivale a  encontrar, aunque a veces se confunda.
Encontrar es un hallazgo, un descubrimiento, es llegar a una meta no siempre propuesta.
Una insatisfacción permanente nos empuja, aunque a veces, tropezamos con lo que no queremos. La voluntad, nos sirve para continuar indefinidamente.
La bondad, el bien, la belleza, ¿Dónde están?
Toda una vida y no llegamos a parte alguna, ni resolvemos el enigma.
Centrados en lo cercano, nos ocupamos de satisfacer las necesidades inmediatas y en alcanzar lo posible.
Señalar metas superiores, es entrar en lo utópico.  Es un simple deseo que sale de toda realidad.
La belleza, la bondad, la verdad, la felicidad...  Nos movemos, pero bien sabemos que no existen ni siquiera, como fin último.  Ni como propósito.
De eso trata,  el poema que viene después.



lunes, 1 de febrero de 2010

Pretendes

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              Pretendes que deje al descubierto,
               todos los entresijos de mi vida,
               que desvele ilusiones, momentos,
               anhelos, esperanzas, llanto, sonrisa...

               Ser quisiera como el agua del río,
               horadar la tierra, dejarme transcurrir,
               llevada de mi libre albedrío,
               romper ataduras. ¡Vivir y más vivir!

               Extasiarme mirando al infinito.
               Impregnarme de luz de las estrellas.
               En la noche, ejecutando un rito,
               volar alrededor. Con alas o sin ellas.

               Crecer silvestre, como las amapolas,
               Acariciar  las espigas del trigo.
               Abrazarme a la nada si estoy sola.
               Mas...No hagas caso. No se lo que me digo.

               Limitaciones, todo limitaciones,
               haces preguntas, acuden los recuerdos.
               Entiende, que imaginar son alucinaciones
               para compensar, aquello que no puedo.

               Te diré lo que soy.  Espera... Un momento…
               Tan solo una mujer. Una mujer tan solo.
               ¿Te sirve la respuesta? ¿Estás contento?
               ¿Cómo me ves ahora, al conocerlo?
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