lunes, 15 de marzo de 2010

Nada busco, nada espero

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               Soy mi propio refugio, no busco una salida,
               ni tampoco un apoyo, soy... mi propio consuelo.
               Niebla de la mañana que persigue su cielo.
               Una ventana abierta, que penetra la vida.
    
               Un río solitario que busca una laguna.
               Un cálido remanso, donde el sol con sus rayos,
               me proteja, me mime, me abrace de soslayo,
               de noche me regale, un reflejo de luna.

               No espero comprensión, ni amor, nada persigo.
               Caminaré descalza por las calles mojadas.
               No escucharé las risas, no veré las miradas.
               Otras, antes que yo, las llevaron consigo.

               Un recodo de cielo donde esconder mi alma
               buscaré con denuedo. Un canto a la esperanza
               que se escuche, donde mi voz no alcanza,
               y al regresar la lluvia, me devuelva la calma.




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4 comentarios:

  1. La candidez es una virtud, que solo nos podemos permitir viviendo en clausura. O ingrávidos.

    Saludos

    Cándida

    ResponderEliminar
  2. La candidez solo existe en el nombre.

    El cansancio, existe, por muchos motivos y de muchas maneras. En algunos casos señor o señora Crítica, se llama aburrimiento.

    Gracias Aloe.

    María Jesús

    ResponderEliminar

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