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               Soy mi propio refugio, no busco    una salida,
               ni tampoco un apoyo, soy... mi    propio consuelo.
               Niebla de la mañana que persigue    su cielo.
               Una ventana abierta, que penetra    la vida.
               Un río solitario que busca una    laguna.
                  Un cálido remanso, donde el sol con sus rayos,
               me proteja, me mime, me abrace    de soslayo,
               de noche me regale, un reflejo    de luna.
               No espero comprensión, ni amor,    nada persigo.
               Caminaré descalza por las calles    mojadas.
                No escucharé las risas, no veré   las miradas.
               Otras, antes que yo, las    llevaron consigo.
               Un recodo de cielo donde    esconder mi alma
               buscaré con denuedo. Un canto a    la esperanza
               que se escuche, donde mi voz no    alcanza,
                  y al regresar la lluvia, me devuelva la calma.
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La candidez es una virtud, que solo nos podemos permitir viviendo en clausura. O ingrávidos.
ResponderEliminarSaludos
Cándida
Bello poema ,Mª Jesús.
ResponderEliminarAloe.
No ES-CAN didez.
ResponderEliminarES-CAN sancio.
La candidez solo existe en el nombre.
ResponderEliminarEl cansancio, existe, por muchos motivos y de muchas maneras. En algunos casos señor o señora Crítica, se llama aburrimiento.
Gracias Aloe.
María Jesús