martes, 26 de enero de 2010

El silencio


A veces, la mejor manera de decir algo, es, callando.
Callar, es hablar sin hablar, sin sonido, sin ruido.  Hablar en silencio.
Las palabras sonoras, quizá tengan una mayor espontaneidad, hay que ir coordinando con el pensamiento.  No quiero decir que sean impremeditadas, o sinceras, pero al menos, se realiza una acción que necesita, tiempo.
El silencio, es el tiempo en si mismo.
Resulta más sonoro que las palabras y más significativo.  Se puede sentir el palpitar, captar los sentimientos, escuchar el pensamiento del silente,  por medio de una especie de telepatía que podríamos llamar, empatía.
Hay múltiples motivos para callar,  pero voy a hacer referencia solo, al "silencio emocional".  Ese que nos deja callados, enmudecidos, incapaces de expresarnos.  No queremos, no sabemos o no podemos.
Un grito ahogado, queda preso en nuestra garganta. Es un silencio audible,  la emoción se contagia, se vive, se escucha, se oye.
Esa riqueza de colores, es imposible  expresar con palabras.  No hay lengua, que tenga el vocabulario necesario,  para transmitir toda la variedad de tonos, matices, que encierran los sentimientos y las  emociones.
El gran silencio, o el pequeño, el corto o el largo, los intervalos entre palabras.  El ritmo del lenguaje.
Ganas de gritar enmudeciendo, de decir, de comunicar y no poder.

Los tiempos-ritmo-silencio....Música del alma.


Y nosotros.


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