LA NAVIDAD

   



Desde que la humanidad existe hay dos principios opuestos, sobre los que los filósofos han teorizado y en torno a los que nos movemos. En sentido absoluto, serían ,  "el bien y el mal".

Difícil es definirlos, a no ser que lleguemos a definiciones (valga la redundancia), tan simples como que el bien es la ausencia de mal, y el mal, la carencia absoluta del bien.
El bien considerado de manera absoluta, nos conduciría a la creencia en Dios. ¿Y el mal?

Por eso pienso, que ambos no existen en si mismo, sino que lo hacen en cada uno de nosotros en mayor o menor grado.
Pero ¡ojo!, ya entra nuestra subjetividad, nuestra conciencia, y los límites que nos hayamos marcado.
Y algo más que ya dije en otro momento, "la situación de extrema necesidad".
En situaciones límites que pudieran llegar a momentos en los que nuestra vida estuviera en riesgo, se acabaría toda moral y toda ética y prevalecerían nuestros instintos.
Quiero decir, que todo es circunstancial y relativo.

Tras este breve resumen a modo de introducción, voy a seguir con otras dos cuestiones o conceptos opuestos entre si, que existen en el pensamiento como idea, y en la realidad como hecho.  "La riqueza y la pobreza".

Al ser menos abstracto y perteneciendo a situaciones reales, los filósofos no han teorizado tanto sobre las mismas, excepto los que consideramos que nos han llevado hacia determinadas doctrinas político-sociales.

La lucha del hombre, siempre ha estado encaminada a conseguir unas mejores condiciones de vida y en satisfacer las principales necesidades.

¿Dónde quiero ir a parar?
Como se aproxima la Navidad, recordaré a grandes escritores, los cuales en su obra unían las cuatro nociones, "el bien y el mal, la riqueza y la pobreza".Entre ellos ,Charles Dickens y su Cuento de Navidad.
Lo leía hace muchos años.. Me quedó grabada la imagen contrastada del niño pobre que observaba a través de una ventana, una mesa opulenta, llena de manjares y en el centro de todo, el pavo asado.
Fuera, el frío de la calle y la mirada de un niño.

También recuerdo el cuento de Andersen, La Cerillera, junto a otros muchos que no voy a decir porque me extendería demasiado.

Todo ello, fantasía unida a mi realidad infantil,que aunque nada tenía que ver con esas situaciones extremas,  Hacía que para mi la Navidad y las vacaciones, fueran unos días entrañables y unos recuerdos que me acompañaran siempre.


                                                                EL    RECUERDO

Tenía 12 años. Era víspera de vacaciones de Navidad. Estábamos en la última clase, la de Literatura.
La profesora se llamaba Mª Dolores, evito el apellido por discreción. Era catalana, y tenía  un acento muy cerrado. Cuando algo le gustaba decía siempre, ¿eh que es bona, la xanfaina?

Aquel día nos estaba hablando de Pedro Antonio de Alarcón. Contaba, que cuando era niño y tenía 12 años, estaba reunido con su familia celebrando la Nochebuena y se pusieron a cantar el villancico de:
 
La Nochebuena se viene,
la Nochebuena se va,
y nosotros nos iremos
y no volveremos más.
 
Al oirlo, toda la alegría que sentía desapareció y se puso triste.

Entonces pensé, yo también tengo 12 años y estamos próximos a Navidad. En ese momento, sentí un escalofrío.
Al salir de clase, me fui hacia casa, en un día nublado, muy frío, con mi cartera llena de libros, cabizbaja y meditabunda.

Esa profesora, fue la que me aficionó desde ese momento, a la lectura de la poesía.
Sirvan estas líneas, como un recuerdo dedicado a ella.