jueves, 12 de noviembre de 2009

A un sauce llorón



Cuentan que lloras si no mira  la gente;
en tu modestia, te inclinas hacia el suelo.
No olvides que mi infancia está presente
en las finas  ramas de verde terciopelo.

¡No la abandones;  arrúllala con celo!.
Salió de mi, volando hacia tus ramas,
como el pájaro que da su primer vuelo
y se pierde en la sombra del mañana.

Un día me acerqué, rompiste en llanto.
¡Dime qué pasa!, supliqué agitada.
No encuentro tu niñez; ha escapado,
quedando en el tiempo atrapada.


¿Y no te dije yo que la arrullaras?
¿Qué haré, con la infancia perdida?
Búscala en tu interior. Está dormida.

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