domingo, 8 de noviembre de 2009

LA NOCHE DE SAN JUAN

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Sentada junto a la hoguera
viendo el baile de las llamas,
escribiste tres deseos
con el fuego de las brasas,
en la noche de verano,
de luz eterna, sin alba.


Tres deseos que tuviste,
de los tres, no queda nada.
Se tornaron en olvido
en la arena de la playa.
Envueltos en las cenizas
los tres, los arrastró el agua.


Ahora dicen que se escucha
cuando la mar está en calma,
el murmullo de las voces
de unas figuras extrañas.
Luces de fuego y embrujo,
que se van, de madrugada.


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1 comentario:

  1. Soy Doblezero

    Buenas M Jesus, ¿que tal?, sintetizas perfectamente la ilusión y su cruz, la decepción demasiado habitual por desgracia pero inevitable en la naturaleza del hombre, el no ser capaz de actuar consecuentemente, y esto puede llevar a algo mucho peor que es la resignación y eso si que no. Yo quiero creer que todo puede ser mejor que ayer.

    Me gusta el tema y la forma.

    Sobre el comentario/critica te digo lo mismo que le digo a Aloe.

    Un abrazo, chao.

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