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Me hallo aquí contigo, frente a frente,
tu poderoso, yo, frágil y sumisa,
contemplando tu grandeza, silente,
escuchando el lenguaje de la brisa.
En tus demostraciones de bravura,
al romper las olas contra el acantilado,
gotas diminutas me cubren de dulzura,
te manifiestas suave, fuerte y delicado.
Cuándo el día muere, en el ocaso,
la fantasía, emprende suave vuelo,
posándose a lo lejos, paso a paso,
dónde el agua, se aturde con el cielo.
En el amanecer del nuevo día,
pequeñas olas, acercan a la playa,
ligeros fragmentos de mi fantasía.
Ya me alejo del punto de partida,
dejando incrustadas en la arena,
las huellas azules, de mi despedida.
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