martes, 17 de noviembre de 2009

El sauce


El sauce, era el árbol de mi infancia. Me parecía algo mágico, el que sus ramas colgaran, en lugar de crecer hacia arriba. A algunas de ellas, cuando el viento soplaba cosa bastante frecuente, las  movían como si fueran remos, formando pequeñas olas que llegaban a mis pies.
Se reflejaba en las aguas del estanque, a cuya orilla, estaba plantado.
Me atraía enormemente y siempre que pasaba por allí, me paraba a admirarlo. Lo veía tan frondoso, tan diferente que me parecía humano.
Lo comparaba con el resto de los árboles y siempre salía ganando. Hasta su nombre me parecía único, Sauce.
A veces pensaba, que dentro de su tronco latía un corazón.
Cuando nevaba, se cubría de blanco como los fantasmas de mis cuentos.
Pasó el tiempo y al volver un día, no lo encontré. Lo habían cortado para remodelar el parque.
Con él, se fue una parte de mi, de mis sueños, de mis fantasías de niña y una parte importante de mi vida; la infancia.
Siempre pensé que lloraba de verdad, y aún lo creo.
Cuando paso por allí lo recuerdo, y siento, que de alguna manera ha quedado su espíritu y sigue existiendo.
 También creo, que por cada sitio que pasamos, dejamos en el espacio imágenes fijas, aunque no las podamos apreciar. Pero están allí, como un recuerdo, fijas en el tiempo, invisibles, pero al mismo tiempo, forman una estela de luz.
¡Lástima que no podamos percibirla! Pero si, sentirla.
El tiempo vivido no es tiempo perdido., ni pasado, sigue siendo vida. Porque está vivo en nuestra memoria y en nuestros sentimientos.
Sigue existiendo a pesar de nosotros, hasta que quede en el aire sin dueño. Pero entonces, alguien lo atrapará y lo hará suyo.
Y nosotros, seguiremos en él, para siempre.Y los pájaros al volar, lo llevarán en sus alas a lugares remotos.
Quizá desde allí, con un horizonte mucho más amplio, veamos la estela de luz que no podemos apreciar de cerca, por lo limitado de nuestros sentidos y por el hábito o rutina de mirar siempre en la misma dirección.

Sauce. Cuando veo uno aún me conmuevo, pero ninguno es como aquel que se reflejaba en el estanque y movía con suavidad el agua hasta mis pies de niña.

Y me habló, pero no quise escuchar...o no fui capaz de entender lo que me quería decir.
Ahora si lo sé, pero es ya tarde.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...