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Hay algo en cada uno de nosotros, que dirige pensamientos y acciones, influyendo a la hora de pensar y de actuar. Se llama, conciencia.
Funciona reconociendo lo que hacemos y estableciendo, unas normas o límites.
Merma la libertad, entendiendo como tal, el poder hacer o no en cada momento lo que deseemos, sin mayores consideraciones.
No es libertad realizar lo apetecible a cualquier precio, sin tener en cuenta las consecuencias de nuestros actos, para si, o para los demás.
Libertad, es obrar de acuerdo con los límites que establece la moral y la ética.
Como una proyección en nuestras acciones, nos reconocemos en lo que hacemos, y de acuerdo con ello, nos juzgamos, con severidad o laxitud. Entremedio infinidad de grados, de acuerdo con las restricciones que se imponga cada uno. La conciencia amplia o estrecha, escrupulosa o laxa, concentrada o dispersa, etc.
Está ligada a las motivaciones, por tanto, puede variar según el momento..
Pero solo quiero considerar, el condicionante que supone para la libertad, bien o mal entendida, puesto que no es más libre el que pretende hacer lo que quiere o apetece en cada momento, lo consiga o no. A veces, con la consiguiente frustración, ya que aunque lo logre, nunca estará satisfecho.
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