jueves, 7 de octubre de 2010

Calor humano



Hace tiempo, escuché contar a un misionero residente en la India, varias experiencias. Todas eran impresionantes, pero ésta particularmente, me quedó grabada en la memoria por su significado humano.
Y me recordó, el famoso poema de Antonio Machado, “El olmo seco”

Contaba el misionero, que paseando un día por una zona de basuras, entre ellas, vio un bulto que se movía. Se acercó y con desconcierto, comprobó, que se trataba de una persona.
La recogió y la llevó a un lugar de acogida donde la lavó, atendió, y dejó al cuidado de las personas que atendían el centro.
Volvió por la tarde, pensando que posiblemente habría fallecido. Pero cual no sería su sorpresa, cuando le dijeron que estaba viva.
Se acercó a su cama y al hablarle, el enfermo abrió los ojos y le dijo, “te estaba esperando” A continuación, murió.

En este verídico relato, está inspirado el poema que viene a continuación.



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