Vosotras
Candorosamente, en blanco ambarino,
orilláis de un camino la esperanza.
Coronas verdes, aroma vespertino,
rítmicos pasos de vuestra suave danza,
dulcificáis las piedras del camino,
vuestra nívea pureza es la semblanza
que conduce hasta su cielo al peregrino.
Aunque no suelo comentarte últimamente por falta de tiempo, si procuro leerte.
ResponderEliminarEn tus últimos poemas, habría mucho para decir. Este, es más sencillo a mi modo de ver.
Para mi, la pureza tiene que ver con la honestidad. Si es lo que nos rodea y no la falta de escrúpulos, sin duda el camino, es mucho más llevadero.
Corto pero bello poema, Mª Jesús.
Recibe un cálido abrazo de tu amigo
Antonio
Querida María Jesús:
ResponderEliminarTras leer casi toda tu obra debo decir que, aparte de todos los matices más o menos profundos que me sugiere, tu rotundidad descriptiva al mostrar diversas situaciones más o menos dolientes; la carga de tus metáforas para definir los conceptos que tratas poseen una hecatombe emocional...bestial. La realidad de las sensaciones, pensamientos de nuestros días, y de siempre, diría yo, sentimientos, queda meridianamente plasmada en todos tus versos; todos ellos enladrillan y apuntalan a la vez un ritmo lírico con una carga escalofriante de metapoesía.
Enhorabuena por tu obra.
Recibe un fuerte abrazo.
Con admiración y cariño,
Cris.
Hola antonio
ResponderEliminarsi te echaba de menos, pero no te preocupes, comprendo que no te sobre el tiempo.
No vas descaminado con el poema, no. En este camino que todos emprendemos, afortunadamente, hay seres con los que tropezamo, que por su candidez, benevolencia, amabilidad, etc, nos hacen la vida, más soportable.
Recibe un fuerte abrazo, María Jesús
Querida Cris
ResponderEliminar¡Qué agradable sorpresa, verte por este mi silencioso espacio!
Nada te puedo decir, que no sepas. En general, bien directa o indirectamente, escribimos lo que sentimos. Pero, excepto ciertos sentimientos que son duraderos, los demás, los vivimos de forma pasajera, afortunadamente, puesto que la intensidad de algunos de ellos, no la podríamos soportar por mucho tiempo.
No hace falta que el desencadenante sea externo, perfectamente puede partir de nosotros, quizá un recuerdo, un pensamiento, algo imaginado, etc, y ese momento con mejor o peor fortuna en mi caso, queda plasmado en los poemas.
Te agradezco mucho que hayas venido por aquí, es un honor para mi. Tus bellos poemas, me llenan de admiración.
Miles de besos y todo el cariño, María Jesús