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Hacia el mañana
Entre giros de danza luminosa
abrazas exultante la juventud preciada,
hecha ramo de flores, a tu pecho rendida.
Los lirios, las violetas,
silvestres como tu alma inmaculada
envidian tu presencia,
pura flor que en los valles del futuro
destaca blanca.
Se callan los bosques a tu paso
y hablan brevemente los ríos, luz de espuma
dorada.
Flotando en el espacio
el paso de tu estela, hecha memoria de agua.
La vida gira, danza,
y tus pies diminutos, pisan alborozados
sin huellas, el camino de ida
del mañana.
Dedicado a mi hija Ana.
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