Se apagó de repente
Me deslumbró
la luz roja de tus dedos
al recorrer mi dorso desnudo.
Se apagó de repente. Con ojos doloridos,
miré hacia todas partes
hacia todos los días.
Corrí tras de ti, caminé tus pisadas, loca, sin guía.
Así seguí corriendo
hasta perder tu rostro en la distancia.
Al regresar, en tu lugar había
un racimo de rojas amapolas.
Sangre sin memoria.
¿Los lazos familiares son lazos de sangre?
ResponderEliminarAllí está la memoria. Todo lo que duele se recuerda con más intensidad. El auténtico dolor es profundo y no tiene manifestaciones externas.
Si, se podría escribir mucho sobre eso. Creo que mueve más el dolor que la alegría. Los dos sentimientos opuestos se necesitan exteriorizar y compartir, uno para hacerlo evidente y agrandar el disfrute, el otro, el dolor, aunque es más íntimo, compartirlo es una manera de atenuarlo.
ResponderEliminarUn abrazo María Jesús
PD No te hagas el misterioso. somos pocos, pero por si acaso.