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No es lo mismo hablar que decir. Hablar es fácil, decir, difícil.
Decir sin hablar y sin decir, resulta casi imposible. Exteriorizar, para que nada trascienda ni se transparente, pero que sirva como ejercicio de comunicación....incomunicada.
¿No poder? ¿No querer? Las dos cosas juntas. Hablar conmigo misma, sin dar razones, ni explicaciones, las cuales, no me son necesarias. Las sé.
Pero si pudiera desdoblarme, dividirme en el plano material, como si tuviera enfrente mi clon físico, mi otro yo personal, ese que va nómada por alguna parte y no logro encontrar, pensaría en voz alta o hablaría sin voz, para comunicar aquello que no deseo exteriorizar.
No son lo mismo dos personas idénticas absolutamente, sintiendo a la par, debido a un fenómeno de identificación, que un sola, intentando transmitir sin querer.
No hablaré. No, no lo haré ¿Por qué? Por lealtad conmigo misma.
Quizá algún día la ciencia adelante y se efectúen trasplantes de personalidad. ¿Existiría la total coincidencia? No sé.
Mientras, me agarraré a la negación, que en si misma no es mala, al contrario, encierra una gran dosis de virtuosismo.
Hoy no ha llovido.... el río, está seco..... pero haré como si no lo estuviera. Me descalzaré y por la pendiente, descenderé hasta el agua, mejor dicho, hasta su carencia.
Me gusta tu reflexión, y estoy de acuerdo al completo con ella. ¿Cómo no!
ResponderEliminarNo siempre nos entendemos, es más fácil comprender a los demás que a nosotros mismos. Siendo siempre subjetivos, cuando se trata de los otros, somos menos.
Hablas de un clon...Nunca mejor traído el asunto.
Un abrazo de Maite
Hola Maite
ResponderEliminarNo sabes hasta qué punto coincidimos, tenemos una subjetividad, única e irrepetible.
Si, es cierto, no siempre nos entendemos, o nos autoentendemos, por ser más exactos. Hablo de mi. Yo diría, que casi nunca. Siempre van por delante los por qués, sin respuesta, y la que nos damos, no es válida.
Cuando logramos entender algo, ya ha pasado y ha perdido actualidad. Si estuviera escrito en papel, yo al menos, lo rompería.
Tengo que hacer un gran esfuerzo para mantenerlo.
Si, tú, me entiendes, pero solo porque te lo explico que es una forma de explicármelo a mi misma.
Hoy no me haces la pregunta de siempre,no obstante, te voy a contestar como si la hicieras. Podría hacerlo, pero creo que lo que escribo, es bastante corriente.
Sé que decirlo así, no es acertado ya que provoca un efecto sugestivo.
Ya sabes, hasta qué punto influye en nosotros la actitud de los demás. Generalmente, solemos crecernos ante el humilde y lo contrario, nos rebajamos ante el soberbio.
El reconocer mis fallos, no es un ejercicio de humildad, sino de sinceridad.
Te espero. ¿Volverás?
María Jesús