El ocaso
Soy yo que vivo en este descampado,
con mi propio mundo dentro de la mochila,
un amanecer de historia inacabada,
entre la ausencia de un recuerdo imposible.
No necesito voz grito sin ella.
Hay voces insonoras que trascienden,
más allá del tiempo y de la vida,
volviendo rotas de nuevo a la garganta.
Quisiera llegar al fuego del ocaso,
dejar atrás estos días incoloros,
atrapar el humo, retenerlo en las manos,
y trepar por él hasta llegar al cielo
con mi propio mundo dentro de la mochila,
un amanecer de historia inacabada,
entre la ausencia de un recuerdo imposible.
No necesito voz grito sin ella.
Hay voces insonoras que trascienden,
más allá del tiempo y de la vida,
volviendo rotas de nuevo a la garganta.
Quisiera llegar al fuego del ocaso,
dejar atrás estos días incoloros,
atrapar el humo, retenerlo en las manos,
y trepar por él hasta llegar al cielo
Hola Mª Jesús.
ResponderEliminarHe borrado cinco comentarios. Ahora sólo quiero decirte que este poema me parece muy doloroso, bello y frágil. Enhorabuena.
Un abrazo.
Begoña.
Gracias Begoña.
ResponderEliminarAunque parece una cosa rara, te aseguro que tiene mucho sentido.
No obstante, solo es la vida, que hay que vivirla sin pensarla demasiado.
Un abrazo, María Jesús
Hola M Jesus
ResponderEliminarAquí el exhausto Edu (que uno no son dos NI MUCHO MENOS JAJAJA), el tiempo ya no me escasea, eso era mucho, ahora no existe y en este instante mas bien parecido a la viruta de un segundo me puedo permitir entrar a colgar algo y leer algo....
pero PERO me he encontrado esta tu poesía POESÍA P O E S Í A y con eso que te diga es suficiente al tiempo que es nada para la descomunal alameda de belleza, sentimiento y armonía que ha entrado a mi mente con tan solo, fíjate, leerte.
Gracias por tu composicion y perdon por mi ausencia pronunciada estos dias, dias de dormir poco y muchos biberones jejeje.
Un fuerte abrazo amiga.