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Mi alma a la intemperie, mirando las estrellas,sin nada que la abrigue, nada que la proteja.
Galopas brisa tenue y con tus labios sellas,
mi boca enmudecida, de silenciosas quejas.
Seré un soplo de vida, de humanidad cercana
entre la destemplanza, del frío, de la niebla,
seré tan volátil, tan sutil, tan humana,
una pequeña luz, perdida en las tinieblas
Quedo contemplativa, la nada, me rodea,
abeja perezosa, que sin volar, sestea
dormida en el sonido, de un violín lejano
En cuanto el pensamiento escapa de mi mano,
espacios multiformes, curiosos merodean.
El frío desconcierto, me aturde y zarandea.
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