Vivir, siempre vivir

Al final, o al principio, puesto que solo es una manera de querer empezar algo, pues bien al final, a todos nos gusta recorrer los lugares en los que hemos estado anteriormente.
Será, que posiblemente nos sirvan de espejo, y esperemos ver en él una imagen que no suele coincidir con la posterior.
Será, para actualizar los recuerdos , o volver a experimentar las sensaciones de anteriores momentos.
Pero al regresar, nos encontramos, con  que el pasado no se corresponde con el presente, ni tiene nada que ver .
Porque la primera vez vamos para conocer, y las posteriores, para recordar.
Y al final, los recuerdos se superponen,  predominando no el último en el tiempo, sino el que más fuerza tiene.   Y éste tira de nosotros anulando los últimos y volviendo al primero.
 

Más que la memoria en si, es  importante la afectividad o el significado que le demos a ciertas situaciones, o al momento que se han producido.
Todo asociado, hace que nos resulten determinados lugares agradables, o desagradables. 

Cómo lugares, también podemos referirnos a episodios de nuestra vida, los cuales,  forman parte de ella y no lo podemos cambiar.

Vivir es sentir, y recordar, es volver a sentir de nuevo.
Mejor una imagen ideal que real, o al contrario, mejor una realidad que algo deformado por los deseos y la imaginación.
O a la carta, que cada cual elija lo que prefiera.   O nada.

Ni sé por qué escribo ésto. O si lo sé.
Siempre la duda entre lo que creemos y lo que nos parece. Pero...¿Dónde está lo auténtico?
¿Existe?
Estoy viva. Ya es suficiente.

¡Ah!  Y no me importa escuchar mi propio eco, o lanzar una voz al vacío...Igual.  Es mas, me gusta y lo prefiero.

El eco es una parte de mi misma, una parte reforzada. Al final se expande y vuelve.

Partículas, ondas. Física.

Los sentimientos....Química, neurotransmisores.  Sistema límbico...

¡Qué más da!

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