En la vida, nada empieza o acaba, como no sea la vida misma, sino que continúa. Nos vamos marcando etapas, tiempos, como quien deja señales en el camino, con la intención, de no perdernos a la vuelta.
Pero nuestra vida, nuestro recorrido, es un camino de ida y el regreso, solo está en nuestra memoria e imaginación. Cuando queremos recuperar algo, lo recordamos simplemente, sin poder regresar, sin vivir de nuevo lo vivido. Pero no es una imagen fidedigna, sino deformada por nuestros sentimientos.
Queremos establecer barreras de principios y finales, pero, solo hay una continuidad. Todo sigue el mismo ritmo, la misma dirección, la misma trayectoria. La tierra, continúa girando por la misma órbita, con la misma duración. Mañana, solo será un día más.
¿Incógnitas? las tenemos todas ¡Quién pudiera adivinar totalmente las consecuencias de nuestros actos! En realidad, eso es el futuro.
Porque el futuro, es una manera de denominar a lo desconocido, por el contrario el pasado, es una forma de llamar a lo conocido.
¿Y nosotros, seres tan importantes que nos creemos el ombligo del Universo? Somos la línea divisoria entre el antes y el después, nuestro anterior y posterior vivido, frontera entre los dos tiempos, que empiezan y acaban en nosotros. Somos un punto no estático, sino móvil.
Hoy, estamos aquí, mañana, será el año 2011, corto periodo de vida y continuación del hoy.
Nuestro universo, no es el Universo.
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