Al compás de la música....
A veces para poder ver, hay que cerrar los ojos, para encontrarnos, tenemos que salir de si mismo, para oir, hay que permanecer en silencio.
A nuestro alrededor, hay demasiada luz, demasiado brillo, excesivo ruido. Es vida externa, plena de automatismos y por tanto, ajena y diferente. La auténtica, es la interior.
No significa enclaustramiento, porque se proyecta hacia fuera y se manifiesta en cada uno de nuestros pasos, en cada actitud, decisión, y en particular, en los sentimientos.
Vivir predominantemente hacia fuera, hacia la apariencia, hace que se convierta simplemente en una expresión aprendida y repetida, o en un gesto vacío.
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