.
.
.
.
.
Soy mi propio refugio, no busco una salida,
ni tampoco un apoyo, soy... mi propio consuelo.
Niebla de la mañana que persigue su cielo.
Una ventana abierta, que penetra la vida.
Un río solitario que busca una laguna.
Un cálido remanso, donde el sol con sus rayos,
me proteja, me mime, me abrace de soslayo,
de noche me regale, un reflejo de luna.
No espero comprensión, ni amor, nada persigo.
Caminaré descalza por las calles mojadas.
No escucharé las risas, no veré las miradas.
Otras, antes que yo, las llevaron consigo.
Un recodo de cielo donde esconder mi alma
buscaré con denuedo. Un canto a la esperanza
que se escuche, donde mi voz no alcanza,
y al regresar la lluvia, me devuelva la calma.
.
.
La candidez es una virtud, que solo nos podemos permitir viviendo en clausura. O ingrávidos.
ResponderEliminarSaludos
Cándida
Bello poema ,Mª Jesús.
ResponderEliminarAloe.
No ES-CAN didez.
ResponderEliminarES-CAN sancio.
La candidez solo existe en el nombre.
ResponderEliminarEl cansancio, existe, por muchos motivos y de muchas maneras. En algunos casos señor o señora Crítica, se llama aburrimiento.
Gracias Aloe.
María Jesús