Un antes...un después
Salta, salta conmigo,
por las flores silvestres de la vecina
historia,
la que acaba y empieza cada día,
la que nunca repite y al pasar, hace,
que todo parezca igual, por diferente.
No te muestres esquivo ante los ojos
simulando un despertar de legendarios
tiempos.
Al escuchar tu risa silenciosa,
acerco mis oídos, apoyo la cabeza en
tu pecho,
repito sin parar el estribillo:
“duerme para que cante, canta para
que duerma”.
Y aunque el agua, al caer por la
pendiente,
salpique los limos de las
profundidades,
apuraré la copa que me ofrece la vida,
aunque rompa después, en mil pedazos,
los cristales opacos de la siguiente historia.
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