Incógnitas
Al ver tu puerta abierta,
entré por el camino de lo desconocido,
ese lugar tan próximo, ignorado,
que acaso me brindara la fortuna
para arriesgar mi destino en su
espesura,
y apostar, a un solo día,
las cartas inciertas de la suerte,
recostada sobre el hombro
de un mundo de voces perfumadas,
éxtasis transparente
de la corriente clara de un río
intemporal.
En mi vagar ligero,
olvidé señalar el camino de vuelta,
descuidé en un recodo la llave del
destino,
en los márgenes silvestres
esculpí mi nombre con palabras
borrosas,
y permanezco aquí, aspirando
suavemente
el aroma que me brinda
el templado aliento de los rayos del sol,
esquema luminoso, trazado,
sobre la mano inocente de mi postrer encuentro.
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