¡Déjame aquí contigo!
Volveré con los sones de la aurora,
si alguna vez me fuí sin yo saberlo,
para mirar en el espejo de tu rostro,
para ver en tus ojos aquello que no veo,
a pesar de mirar por todas partes,
hasta dejar de verme.
Cuando caiga el crepúsculo en cascada,
sobre el remanso eterno
de espumas heridas por el golpe,
recodos inmensos de una vida,
quedarán para siempre al descubierto,
salpicados de estrellas como noches,
salpicados de sueños entre velos
sin sueño..
Hay un rumor que recorre,
las ramas espesas de los cielos eternos,
bosques inmensos donde fluyen las fuentes,
sin cauces, sin ríos, sin manos,
sin sueños.
Duele la vida. Como una lluvia roja,
corre hacia el mar sin freno,
desnuda de caricias.
¡Déjame aquí, contigo, oh, amante de lo eterno!
No hay comentarios:
Publicar un comentario