Un verano en agosto
Seca
agosto las fuentes, la tierra se desgaja,
la vida se despierta con el frescor del alba,
abre su pecho al día, despereza sus alas, busca
la mañana de luminoso sol.
Mantiene sin tiempo un cántico profundo,
(lejano
eco de infancias remotas),
en las huellas marcadas con
pasos presurosos
por vacilantes pies desnudos,
por vacilantes pies desnudos,
para
nacer, en un nuevo recorrido,
sobre la piel curtida del agosto infinito.
Traspasa
las fronteras en un viaje sin límites,
como
el mar azul del renacer completo.
¡Ay
verano de siempre, el de la piel dorada,
el
de los nuevos sueños que el viento temeroso
hacía
suyos, amigo fiel, tormenta pasajera!
Oigo
latir tu corazón desafiante, tu corazón fogoso,
y
siento tu presencia al batir tus alas transparentes.
Agua
breve, arroyo de esperanza, mano invisible,
mar
lejano de remotas ausencias.
Abrasas
con tu frescura sonriente, desnudas el alma
y
la dejas prendida en las tupidas redes
del
dorado rincón de ayer...
y de mañana.
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