Palabras
Dulces suenan tus palabras al oído,
acarician el rostro como una suave
pluma,
como una gota de agua perdida entre la
lluvia,
como un mar que se acaba en el propio
límite
de cielo y esperanza.
Sobre mis huellas de pasos
discontinuos, con burlona sonrisa,
trazan su ceremonia, sus rituales, sus
danzas
y tras de si
logran ocultar su alma verdadera.
No seré yo quien diga que se callen,
ni que se vayan,
ni que se queden...
¿Para qué las quiero si nada me
dicen?
Simplemente, no escucho,
ya duerme en mis rodillas acunando
la luna blanca.
¿Acaso el mar al río le devuelve
ese caudal de agua arrebatada?
Ahora que escucho...callan.
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