No hacen falta
Lo sonoro en el aire
se pierde por la ruta de la melancolía.
Alguien cierra las rejas
para cortar el paso a los sentidos.
En este mundo de sonidos
ausentes donde el algo es la nada
y la nada es el todo, mejor
dejar que las voces se callen, y las cosas
sucedan porque si, sin llamarlas.
La palabra es vacío cuando nadie
la escucha, y se rompe en el tiempo
cuando nadie la llama.
En un mundo vacío, sordo, silente,
no hacen falta palabras
para hacer regresar las golondrinas.
Ellas, regresan solas, permanecen,
y su belleza alienta
el sentimiento eterno.
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