Amar el silencio
No es amar el silencio acariciar la noche,
ni llorar entre ecos impregnados de estrellas,
ni mirar a las sombras cimbreantes
caminar impasibles,
desde la lejanía de mi mar de color,
de mi mundo celeste.
No es amar el silencio pasear
entre las soledades,
ni clamar lo imposible que acaso no existiera.
Es, levantar la voz, acariciar la tierra,
escuchar la mañana de arroyos desbordados,
de bosques invisibles, plenos
de vida nueva
Si alguna vez me llega ese soplo de vida,
con los ojos cerrados
perseguiré su inalcanzable estela,
hasta las latitudes ignotas de otros mundos lejanos
inmersos en la magia, de imágenes cercanas
con lo próximo ausente.
Es amar el silencio
continuar en la vida acaso, cuando muera.
Mª Jesús G. O.
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