Llegaste una tarde de mi vida
como una flecha al viento
que atraviesa espacios virginales
arrebatadamente,
avasallando al corazón dormido.
Con tu semilla
germinó la tierra estéril,
en mi apagado jardín nació la vida,
y las tardes vacías del mundo
se tornaron en rosas de fuego.
Y aunque la tierra gire cada día,
fue mío aquel instante
eterno.
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