Un pasajero otoño
Un otoño complaciente
transita entre dos luces,
se
pasea por las largas avenidas cubiertas
de un suave atardecer.
El
pájaro extraviado canta a deshora
esperando
la anhelada respuesta.
Ha
perdido a su amada compañera, la de los dulces sueños,
la
del trémulo canto al amanecer,
la
de vuelos cortos y eterna sonrisa al despertar.
Ella,
sin mirar hacia atrás, ha volado en un soplo
hacia
nuevas fronteras. No habrá nido de
amor,
ni
sueños compartidos,
ni un lecho acolchado con plumas de algodón.
Llora
su suerte la mariposa perdida
sin
los brazos que rodearon su calor,
llama
a la vida y susurra palabras al oído
en
el desierto azul de la esperanza.
Nace y muere a la vez este instante
de vida y de promesa, luz en la sombra
de nuevo renacer.